El inminente Gran Castigo revelado
en el Tercer Secreto de Fátima
Parte I
por el Padre Paul Kramer, B.Ph., S.T.B., M.Div., S.T.L. (Cand.)
El Mensaje de Fátima, y en particular el Tercer Secreto, revela el Gran Castigo que Dios impondrá a todo el Mundo por los crímenes de la Humanidad pecadora, si las personas no se arrepintieren ni dejaren de ofenderlo. El 13 de octubre de 1917, en Fátima, momentos antes del gran Milagro del Sol, dijo la Santísima Virgen: “Es preciso que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados. Que dejen de ofender a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.
Nuestra Señora nos advirtió acerca de las gravísimas consecuencias que advendrían de no aceptarse este aviso. La peor consecuencia y el supremo castigo para las almas que no se arrepientan es el castigo eterno del Infierno. Fue para evitar la condenación eterna de las almas redimidas por la Sangre de Nuestro Divino Salvador Jesucristo, por lo que Su Madre Santísima vino a Fátima. Así lo explicó Ella en la aparición del 13 de julio de 1917:
Habéis visto el Infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, quiere Dios establecer en el Mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que os digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz.
No se dieron oídos a la petición que formuló Nuestra Señora, para que “se enmendasen y pidiesen perdón por sus pecados”. Dijo Nuestra Señora de Fátima a la Beata Jacinta: “Las guerras no son sino castigos por los pecados del Mundo.”[1] Al santo Sacerdote Père Lamy le fue revelado que la 1ª Guerra Mundial había sido un castigo concreto, por la “blasfemia, la profanación del matrimonio y del trabajo a los domingos.” En la aparición del 13 de julio de 1917, predijo Nuestra Señora: “La guerra va a terminar. Pero si no dejan de ofender a Dios, comenzará otra peor en el pontificado de Pío XI.”
Desgraciadamente, las personas no han dejado de ofender a Dios, y la peor guerra, la 2ª Guerra Mundial, estalló bajo el pontificado de Pío XI.[2]
Nuestra Señora le reveló a la Hermana Lucía la señal indicativa de que el castigo era inminente:
Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que ésa es la gran señal que os da Dios de que va a castigar al Mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre.
En la noche del 25 de enero de 1938, la Hermana Lucía vio el siniestro resplandor rojo, que Nuestra Señora le había avisado que sería la gran señal de que Dios iría a “castigar al Mundo (…) por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre.” Al día siguiente, el extraño fenómeno de la “noche iluminada” fue publicado en diversos periódicos en Europa y Norteamérica.[3] La Hermana Lucía percibió que iba a comenzar el castigo del Mundo, y algunas semanas después, en marzo de 1938, Hitler invadió Austria y la anexionó a Alemania — una acción que dio inicio a la escalada de acontecimientos que transformaron en la 2ª Guerra Mundial las diversas agresiones de Alemania, Italia y Japón.
Si las peticiones de Nuestra Señora hubiesen sido atendidas, podría haberse evitado la 2ª Guerra Mundial. Ella ya lo había prometido: “Si las personas hacen lo que os digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz.” Nuestra Señora resaltó que la única manera de obtener la paz es obedecer a Sus peticiones, cuando pidió que se rezara el Rosario diariamente “en honor de Nuestra Señora del Rosario, a fin de obtener la paz en el Mundo (…) porque sólo Ella podrá ampararlos.”
Fue precisamente para evitar el castigo del Mundo, “por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre”, por lo que Nuestra Señora pidió la Consagración de Rusia y la devoción de los Cinco Primeros Sábados. Sus palabras fueron exactamente éstas: “Para evitarlo, vendré para pedir la Consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado, y la Comunión Reparadora en los Primeros Sábados.” La promesa vinculada a esta petición fue: “Si las personas hacen lo que os digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz.”
Es extremamente importante observar que la 2ª Guerra Mundial significó tan sólo el comienzo de los castigos anunciados. Si las personas no se arrepintieren ni enmendaren sus vidas, otros castigos más severos vendrán. Nuestra Señora anunció específicamente el castigo de la 2ª Guerra Mundial cuando dijo: “La guerra va a terminar. Pero si no dejan de ofender a Dios, comenzará otra peor en el pontificado de Pío XI.” Este castigo ya ha ocurrido.
El anunciado castigo del Mundo “por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre”, es una advertencia profética mucho más amplia, que sólo se ha cumplido parcialmente. Si se va a realizar o no, eso depende de si las peticiones serán atendidas o no. La revelación del castigo, en su totalidad, consta en la tercera parte, aún no publicada, del Tercer Secreto — si bien se haga mención a él de modo muy genérico en la segunda parte. Lo que ha dicho Nuestra Señora sobre el castigo en la segunda parte del Secreto es esto:
Si cumplen mis pedidos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, difundirá sus errores por todo el Mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre habrá de sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas.
El 13 de junio de 1929, en Tui, España, la Santísima Virgen se le apareció a la Hermana Lucía, cumpliendo así la promesa de que vendría para “pedir la Consagración de Rusia”, la cual sería realizada por el Papa, en unión con todos los Obispos del Mundo. La Hermana Lucía anotó por escrito las palabras utilizadas por Nuestra Señora para pedir la Consagración de Rusia: “Es llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre, en unión con todos los Obispos del Mundo, realice la Consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado, prometiendo la salvación por este medio. (...)[4] Este acto solemne de la Consagración de Rusia, a ser celebrado simultáneamente por el Papa y por todos los Obispos del Mundo, nunca se llegó a realizar. Nunca hubo ningún acto de Consagración de Rusia (ni del Mundo, ni de cualquier otra cosa), celebrada simultáneamente por el Papa y por todos los Obispos del Mundo. Ningún de los actos de consagración realizados por Pio XII, Pablo VI o Juan Pablo II fueron hechos simultáneamente por el Papa y por todos los Obispos del Mundo. Trátase de un acontecimiento histórico, claramente establecido de forma irrefutable — contra factum non est argumentum.[5]
Era voluntad divina que el acto de la consagración se realizase sin tardanza. El 21 de enero de 1935, la Hermana Lucía escribió: “Hace unos tres años, Nuestro Señor estaba muy insatisfecho porque todavía no se había atendido Su pedido. Se lo hice saber al Señor Obispo por medio de una carta (…) Hablando íntimamente con Él, me parece que está dispuesto a mostrar Su misericordia con la pobre Rusia (como lo había prometido hace cinco años), un país que tanto desea salvar.” El 19 de agosto de 1931, Nuestro Señor se le apareció a la Hermana Lucía transmitiéndole este mensaje: “Comunícale a Mis ministros que, caso sigan el ejemplo del Rey de Francia en la tardanza en ejecutar Mi demanda, ellos lo acompañarán en la aflicción, tal como le sucedió a él.”[6]
Esta es una advertencia muy enérgica, transmitida por el mismo Jesucristo, puesto que el ejemplo a que Él se refiere es el de la desobediencia del Rey francés, que no llegó a consagrar Francia a Su Sagrado Corazón. Esta petición fue formulada directamente por Nuestro Señor Jesucristo, quien se lo revelo a Santa Margarita María, la cual, a su vez, se lo comunicó al Rey Luís XIV. Ni éste ni Luís XV llevaron a serio tal petición. Por fin, Luís XVI, ya en prisión, intentó obedecer la orden divina; pero no pudo realizar el acto público y solemne, conforme había sido solicitado, y fue guillotinado en 1793.
Nuestro Señor ha declarado de forma inequívoca que el Papa disponía de cierto período para realizar la Consagración de Rusia. Si, después de agotado ese plazo, todavía no se hubiese realizado la Consagración en la forma debida, algunos de los pastores de la Iglesia pagarían tal omisión con sus vidas. Esto se halla muy claramente descrito en la visión del Tercer Secreto, publicada el 26 de junio de 2000. En dicha visión, el Papa es muerto por la soldadesca, y lo mismo les sucede a otros altos prelados, que también son muertos.
El aparato de Estado del Vaticano intentó interpretar la visión del “Obispo vestido de blanco”, como siendo una previsión del frustrado atentado contra la vida del Papa Juan Pablo II, ocurrido en mayo de 1981. La revista The Fatima Crusader ha demostrado exhaustivamente que la interpretación de la visión, publicada por el Cardenal Ratzinger el 26 de junio de 2000, no pasa de una tentativa fraudulenta de situar en el pasado la realización de los acontecimientos futuros relatados en la visión. El motivo para echar mano de esa interpretación es promover la idea de que la Consagración de Rusia ya se ha realizado, y, por lo tanto — según dijo el Arzobispo Monseñor Tarcisio Bertone, “ha llegado a su fin un período de la Historia, marcado por trágicas ambiciones humanas de poder e iniquidad.” En otras palabras, ya se había realizado aquello que Nuestra Señora había pedido, y, por lo tanto, ya no tenemos que continuar a preocuparnos con eso.
El Cardenal Sodano, en 13 de mayo de 2000, dijo: “Los acontecimientos a que se refiere la tercera parte del Secreto de Fátima aparentemente ya son cosas del pasado (…).” La interpretación que Sodano le da a la visión es como querer resolver la cuadratura del círculo; explica de forma muy burda la profecía de un acontecimiento futuro — un Papa que será muerto por militares, o sea, por un grupo de soldados — con base en acontecimientos del pasado — el frustrado atentado contra la vida de Juan Pablo II, practicado por un único pistolero civil. La interpretación de Sodano es claramente fraudulenta: alteró las palabras que, en la profecía, se refieren al asesinato de un Papa: de “postrado de rodillas a los pies de una gran Cruz, fue muerto por la soldadesca” para “también él … cae al suelo como muerto.” Una profecía sobre el asesinato de un Papa en el futuro se convirtió así, por medio de un juego de palabras, en una predicción de un atentado frustrado contra la vida del Papa Juan Pablo II en 1981.
En el folleto “El Mensaje de Fátima”, el Cardenal Ratzinger presenta su primera premisa para interpretar la visión: “En primer lugar, debemos afirmar, con el Cardenal Sodano, que: “(…) los acontecimientos a que se refiere la tercera parte del ‘Secreto’ de Fátima aparentemente ya son cosas del pasado.” Esta afirmación es un fraude deliberado: Cuando el Cardenal Ratzinger habló del ‘Tercer Secreto’, en su entrevista de 11 de noviembre de 1984 a la revista Jesús, dijo: “El contenido de este ‘Tercer Secreto’ corresponde a lo que ha sido anunciado en las Sagradas Escrituras, y a lo que, con mucha frecuencia, se ha afirmado en muchas otras apariciones de Nuestra Señora. (…)”
Es claramente evidente que estas palabras del Cardenal Ratzinger no se referían al atentado frustrado de 3 años antes, que no estaba anunciado en las Sagradas Escrituras ni había sido previsto en las muchas apariciones marianas — ni se referían específicamente a la visión revelada en junio de 2000. Al contrario, se referían a acontecimientos futuros previstos por la Santísima Virgen, en la “carta” de enero de 1944 al Obispo Don José Correia da Silva, “en la que la Hermana Lucía transcribió las palabras que Nuestra Señora confió, como un secreto, a los tres pastorcitos en Cova da Iria.”[7] Este es el 'Tercer Secreto' que la Hermana Lucía le reveló el 2 de septiembre de 1952 al emisario del Papa Pío XII, el Padre Schweigl, quien explicó que el ‘Tercer Secreto’ es “la continuación de las palabras [de Nuestra Señora]: En Portugal el dogma de la Fe se conservará para siempre etc.”[8]
Éste sí es el ‘Tercer Secreto’ de que habló el Cardenal Ratzinger, cuando afirmó que “reiteradamente el contenido de este ‘Tercer Secreto’ corresponde a lo que ha sido anunciado en las Sagradas Escrituras, y a lo que, con mucha frecuencia, se ha afirmado en muchas otras apariciones de Nuestra Señora. (…)” Este punto de vista fue defendido por el sobrino de la Hermana Lucía, el Padre José dos Santos Valinho. En el programa Enigma de la TV italiana, el día 14 de febrero de 2003, el Padre Valinho dio a conocer de manera inequívoca su entendimiento, según la cual la tercera parte del Secreto está íntimamente vinculada a la segunda. Se refiere a la Iglesia: guerra, persecución y pérdida de la Fe. Habrá una crisis universal, tanto en la Iglesia como en todo el Mundo.[9] Por consiguiente, esto corresponde a las palabras de la Santísima Virgen en la segunda parte del Secreto: “Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas.”
Corresponde en especial a la revelación del 13 de julio de 1917, de que Dios iba a castigar al Mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de la persecución contra la Iglesia y el Santo Padre.” El Padre Valinho también afirma claramente que la tercera parte del Secreto es la continuación de la segunda parte, que concluye con las palabras “En Portugal el dogma de la Fe se conservará para siempre etc. (…)” Fueron éstas sus palabras exactas: “Los puntos suspensivos (después del etc.) indican que ‘aquí está la tercera parte, que todavía no ha sido revelada’.”
También es importante tener en cuenta que, a partir de un cierto punto, como el inicio de una guerra mundial, los pastores de la Iglesia podrán estar físicamente incapacitados para hacer la consagración, como sucedió con Luís XVI, que, sin éxito, intentó realizar la consagración de Francia, cuando ya era demasiado tarde para salvarla de la Revolución y del Reino del Terror. De acuerdo con lo que le ha revelado Nuestro Señor a la Hermana Lucía, parece que el castigo del Mundo, mencionado en la segunda parte del Secreto e ilustrado en la visión de la tercera parte, tendrá lugar antes de la consagración. Esto ha sido lo que Nuestro Señor le dijo a la Hermana Lucía: “¡Oh, Santo Padre! Rogad mucho por el Santo Padre. Él la hará, sí [la Consagración de Rusia], pero será tarde.”
El mismo Nuestro Señor Jesucristo ha explicado el motivo por que es tan necesario este acto de consagración. En una carta con fecha de 18 de mayo de 1936, la Hermana Lucía escribió: “(…) Por lo que se refiere a la otra pregunta — si será conveniente insistir para obtener la Consagración de Rusia (…) — he hablado con Nuestro Señor sobre este asunto; y aún hace poco Le preguntaba por qué Él no convertía a Rusia, sin que Su Santidad realizase esa Consagración. (Respondió): ‘Porque quiero que la totalidad de Mi Iglesia reconozca esa consagración como un triunfo del Corazón Inmaculado de María, para difundir después Su culto y poner, al lado de la devoción a Mi Divino Corazón, la devoción de este Inmaculado Corazón. (…) Sin embargo, es el Corazón Inmaculado de María el que ha de salvar a Rusia. Este le ha sido confiado a Ella.’”
La finalidad suprema de la Consagración de Rusia no es su conversión, ni tampoco la paz mundial. Éstas son gracias prometidas por Dios, que se obtendrán mediante la Consagración; pero la finalidad suprema de la Consagración es salvar del Infierno a las almas, estableciendo la devoción al Corazón Inmaculado de Maria. Ha sido Nuestra Señora quien declaró: “Para salvarlas, quiere Dios establecer en el Mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado.” El 13 de junio de 1917, la Santísima Virgen dijo que es Jesús quien desea establecer esta devoción: “Él quiere establecer en el Mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado. A quien la abrace, le prometo su salvación; y estas almas serán queridas por Dios, como flores colocadas por Mí para adornar Su trono.” [Así, pues,] el Cielo pide la Consagración de Rusia para la salvación de las almas. “La salvación de las almas (…) es siempre la ley suprema de la Iglesia.” (Can. 1752) Aquellos que combaten o impiden la Consagración, independientemente de los motivos que los mueven, se colocan en oposición a la ley suprema de la Iglesia, y, por tanto, son transgresores ante Dios.
Las consecuencias de no obedecer las peticiones del Cielo serán incalculables y catastróficas. Aquellos que dicen que ya han sido atendidas las peticiones de Nuestra Señora, que la Consagración de Rusia ya se ha realizado, han perdido la noción de la realidad. En septiembre de 2002, Navarro-Valls, portavoz del Vaticano, mencionó el hecho de que la Iglesia Católica es actualmente objeto de persecución en Rusia. Nuestra Señora de Fátima ha advertido que Rusia perseguiría a la Iglesia Católica, si no fuesen atendidas Sus peticiones. Dijo Ella que “si atendieren mis peticiones, Rusia se convertirá, y habrá paz (…)”
Con el objetivo de preparar el ataque contra Irak, doscientos cincuenta mil soldados americanos y una tercera parte de la Fuerza Aérea Británica han sido enviados al Golfo Pérsico, y las Fuerzas Armadas americanas también se preparan para atacar a Corea del Norte e Irán. A pesar de ello, la Congregación para la Doctrina de la Fe nos asegura que "la decisión de Su Santidad el Papa Juan Pablo II, de hacer pública" la visión del 'Obispo vestido de blanco', “ha llegado a su fin un período de la Historia, marcado por trágicas ambiciones humanas de poder e iniquidad.”
En mayo de 1952, Nuestra Señora de Fátima le dijo a la Hermana Lucía: “Comunícale al Santo Padre que continúo esperando la Consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado. Sin la Consagración, Rusia no se podrá convertir, ni el Mundo tendrá paz.”[10]
Nuestro Señor ha dicho a que no convertiría a Rusia sin que el Santo Padre realizase su Consagración, "porque quiero que la totalidad de Mi Iglesia reconozca esa consagración como un triunfo del Corazón Inmaculado de María.” Hasta hoy, no hay señal de ese triunfo, o de esa conversión, porque las peticiones de Nuestra Señora no han sido atendidas, y, por lo tanto, el Mundo camina hacia el Gran Castigo, a través del cual Dios “va a castigar al Mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre.”
Parte II
El Gran Castigo revelado en el Tercer Secreto de Fátima, es concisamente presentado por la Hermana Lucía en la carta de una sola página que dirigió al Obispo Don José Correia da Silva, y que contiene el ‘Tercer Secreto’. El Secreto a que se refirió el Cardenal Ratzinger en la entrevista a Jesús, es el mismo de esa carta. Cuando dijo: “Sí, lo he leído”, Ratzinger se refería a esa carta, “en que la Hermana Lucía escribió las palabras que Nuestra Señora confió, como un secreto, a los tres pastorcitos, en Cova da Iria."[11]
Fueron esas las palabras de Nuestra Señora a las que se refería el Cardenal Ratzinger cuando, en la entrevista a Jesús, dijo que el Tercer Secreto se refiere a “los peligros que amenazan la Fe y la vida del cristiano, y, por consiguiente, del Mundo”, añadiendo que “el contenido de este ‘Tercer Secreto’ corresponde a lo que ha sido anunciado en las Sagradas Escrituras, y a lo que, con mucha frecuencia, se ha afirmado en muchas otras apariciones de Nuestra Señora. (…)” Al analizar “lo que ha sido anunciado en las Sagradas Escrituras, y a lo que, con mucha frecuencia, se ha afirmado en muchas otras apariciones de Nuestra Señora” descubriremos “los peligros que amenazan la Fe y la vida del cristiano, y, por consiguiente, del Mundo”, que han sido anunciados en las Sagradas Escrituras y que constan en las profecías.
El 13 de octubre de 1973, la Santísima Virgen se le apareció a la Hermana Agnes Sasagawa, en Akita, Japón, y le reveló lo siguiente: “Si los hombres no se arrepintieren (…) el Padre hará caer un terrible castigo sobre toda la Humanidad. Será un castigo más grande que el diluvio, un castigo como jamás se ha visto. Caerá fuego del cielo, y destruirá una parte considerable de la Humanidad.”
La Beata Anna Maria Taigi (†1837) escribió lo siguiente sobre el inminente castigo:
Dios establecerá dos castigos: Uno, en forma de guerras, revoluciones y otros males, tendrá su origen en la Tierra; el otro será enviado desde el Cielo. Sobre toda la faz de la Tierra se extenderá una profunda oscuridad, que durará tres días y tres noches (Joel 2:31)[12] (…) el aire quedará cargado de pestilencia, que arrastrará sobre todo, pero no exclusivamente, a todos los enemigos de la religión. (…)
El primer castigo será al mismo tiempo físico y espiritual: guerras, revoluciones, etc., serán la parte más substancial del castigo físico; “varias naciones serán aniquiladas”; y “las persecuciones contra la Iglesia y al Santo Padre” constituirán el castigo espiritual: “los buenos serán martirizados, y el Santo Padre habrá de sufrir mucho.”
En 1945, poco tiempo después del término de la 2ª Guerra Mundial, el Papa Pío XII dijo en su Mensaje de Navidad a los Cardenales: “El Mundo se encuentra al borde de un precipicio asustador. (…) Los hombres deben prepararse para un sufrimiento de tal envergadura que jamás ha sido visto por la Humanidad.” Habrá una guerra mundial, mucho más destruidora que las dos primeras.
A la Hermana Elena Aiello (†1961), muy famosa por sus profecías, Nuestra Señora le transmitió el siguiente mensaje:
Mi Corazón está triste por tantos sufrimientos en un Mundo que se aproxima a la destrucción. (…) El castigo divino es inminente. En breve el Mundo será atormentado por grandes calamidades, por cruentas revoluciones, horribles huracanes e inundaciones de ríos y mares (…) El Mundo será trastornado por una nueva guerra, mucho más terrible. Armas sumamente mortíferas destruirán pueblos y naciones. Los dictadores de la Tierra, especímenes infernales, demolerán las Iglesias y profanarán la Sagrada Escritura, y destruirán las cosas que nos son las más queridas. En esta guerra encarnizada, mucho de lo que ha sido construido por las manos del hombre será destruido (…)
Otra guerra terrible avanzará del este hacia el oeste. Con sus ejércitos secretos, Rusia luchará contra América y devastará Europa. El Rin transbordará de cadáveres y de sangre. También Italia será trastornada por una gran revolución y el Papa sufrirá terriblemente. (…)
Rusia marchará sobre todas las naciones de Europa, en especial sobre Italia, y su bandera tremolará sobre la cúpula de San Pedro. Italia arrostrará trágicamente una gran revolución, y Roma será purificada de sus muchos pecados, especialmente los de la impureza. (…)
En la aparición de Nuestra Señora del Buen Suceso, que tuvo lugar el 2 de febrero de 1634, la Madre de Dios le reveló a la Madre Maria Ana de Jesús Torres:
Habrá una guerra terrible, en que correrá la sangre de sacerdotes y de religiosos (…) parecerá que el mal hubiera triunfado.
La Hermana Rose Asdente de Taggia (†1847) hizo una previsión semejante:
Ocurrirá una gran confusión de un pueblo contra otro pueblo, y de naciones contra naciones. Los rusos — explicó — vendrán a guerrear en Italia (…) Sacerdotes y religiosos serán masacrados, y la tierra, especialmente en Italia, quedará regada con su sangre.
Hay una profecía escrita hace siglos en una losa sepulcral inglesa: “Cuando las pinturas parecieren vivas, con movimientos libres, cuando los barcos navegaren como peces bajo la superficie, cuando los hombres volaren por el cielo, sobrepasando a los pájaros, entonces la mitad del Mundo, anegado en sangre, perecerá.”
Parece, pues, que la ciudad semidestruida, en la visión de Fátima publicada el 26 de junio de 2000, representa la destrucción de la mitad del Mundo: La mitad del género humano, más de 3 mil millones (3.000.000.000) de seres humanos morirán en el castigo, como dice la profecía de la losa sepulcral. La Hermana Lucía se ha referido a este tema en 26 de diciembre de 1957, cuando le dijo al Padre Fuentes: “Dígales, Padre, que varias veces, tanto a mis primos Francisco y Jacinta, como a mí misma, la Santísima Virgen nos ha dicho que muchas naciones desaparecerán de la faz de la Tierra, que Rusia sería el instrumento del castigo que el Cielo aplicará a todo el Mundo — si antes no obtuviésemos la conversión de esa pobre nación.”
Con efecto, parece que el Mundo se encuentra hoy “al borde de un terrible precipicio”. Las proféticas revelaciones transmitidas a la Hermana Elena Aiello confirman las profecías anteriores de San Juan Bosco, de la Beata Anna Maria Taigi y de otros, según las cuales habría una guerra de grandes proporciones contra las naciones occidentales, por iniciativa de Rusia, China y las naciones islámicas. La mayoría de los norteamericanos no tiene ni idea de lo peligrosa que es la situación geopolítica. Se tragaron ingenuamente la idea de que Estados Unidos es la única superpotencia mundial, y, por eso, se creen que ese País puede imponer su voluntad donde se le antoje.
En realidad, sólo hay una superpotencia militar en el Mundo, que es Rusia. “Rusia — explica Donald McAlvany — (la ‘extinta’ Unión Soviética) todavía posee la mayor máquina militar en todo el Mundo: el mayor arsenal de misiles nucleares (…), el mayor número de tanques, vehículos blindados, submarinos nucleares, misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y misiles balísticos submarinos (SLBM), y aviones militares en todo el Mundo.”[13]
La Rusia Soviética continúa con su pretensión de conquistar todo el Mundo. En un discurso pronunciado en la década de 1930 en la Escuela Lenin de Guerra Política, en Moscú, declaró Dimitri Manuilski: “La guerra total entre el comunismo y el capitalismo es inevitable. Hoy por hoy, somos demasiado flacos para atacar. Nuestra vez ha de llegar dentro de 30, 40 años. Pero, antes, debemos adormecer las naciones capitalistas mediante concesiones de paz y de desarmes, las más grandes en toda la Historia. Entonces, cuando [las naciones capitalistas] aflojen sus defensas, las destrozaremos con nuestro puño cerrado.”
La Rusia Soviética ha mantenido esta política de forma intransigente, desde aquel entonces hasta hoy. En noviembre de 1987, en un discurso dirigido al Politburó, el Presidente soviético Mijail Gorbachov afirmó: “Señores, camaradas: No os preocupéis por todo lo que oigáis en los próximos años acerca de la glasnost, de la perestroika y de la democracia. Todo eso se dirige principalmente al consumo externo. En la Unión Soviética no habrá cambios internos significativos, solamente algunos cambios superficiales. Nuestro objetivo es desarmar a los americanos y dejarlos adormecidos.”
Los jefes militares soviéticos son discípulos de Sun Tsu, autor de El Arte de la Guerra, escrito en el año 500. A.C. “Avanzamos batiéndonos en retirada.” La retirada ha sido el desmantelamiento del estado estalinista, ineficiente y burocrático — la Unión Soviética —, reestructurándolo bajo la forma del estado leninista actual — la Rusia Soviética. En el número de Invierno-1993 de la revista The Fatima Crusader, he escrito:
Europa se está alejando del equilibrio de fuerzas, surgido en la Posguerra, entre el bloque OTAN-CEE y el bloque del Pacto de Varsovia-COMECON. Gorbachov está promoviendo la disolución de los bloques y el reordenamiento de Europa en una sola unidad. Una Europa unida y neutra será una aglomeración de pequeños estados dominados por el gigante soviético. Con sus vastos recursos, población y armamento, la Unión Soviética fácilmente se enseñoreará de toda Europa. No me sorprende que el nuevo eslogan en Rusia sea “Dominar desde Siberia hasta Iberia”.[14]
Los soviéticos han cumplido su programa de disolución y reordenamiento de Europa en una sola unidad mediante el ingreso de Rusia en la OTAN, en la condición de miembro participante. Fue esto lo que ha declarado abiertamente el Presidente soviético Wladímir Putin, cuando el 28 de mayo de 2002, en Roma, afirmó sobre la OTAN: “Llegaremos a llamarnos ‘La Casa de los Soviets’”. Putin ha conseguido realizar aquello que Brezhnev había promovido como la détente. Brezhnev había promovido la détente por el mismo propósito de conquista que Manuilski había anunciado en los años treinta. Se sabe que, en 1972, Leonid Brezhnev, hablando confidencialmente a un grupo de miembros influyentes del Partido Comunista, dijo: “Confíen en nosotros, camaradas, porque alrededor de 1985, como resultado de lo que ya estamos consiguiendo con la détente, habremos alcanzado la mayor parte de nuestros objetivos en Europa Occidental. Habremos consolidado nuestra posición. (…) Y el cambio decisivo en la correlación de fuerzas será de tal orden que, a partir de 1985 podremos imponer nuestra voluntad dondequiera que necesitemos hacerlo …”
Para que el plan se hiciese realidad, tardó más de lo que Brezhnev había calculado; sin embargo, la constante fidelidad de los dirigentes de la Rusia Soviética al programa anunciado por Manuilski los ha colocado en una posición en que pueden emplear su poder dondequiera que lo deseen. Su intención es conquistar Estados Unidos mediante un plan militar conjunto ruso-chino. En febrero de 2002, Donald McAlvany anotó: “El plan para una campaña militar conjunta contra América, llevada a cabo por Rusia y por China, ha sido concebido hace muchos años, y quien me lo ha descrito fue el desertor de mayor rango de la Dirección Central de Informaciones del Estado Mayor General ruso, el coronel Stanislav Lunev.”[15]
“Sobre la existencia de un plan militar ruso-chino — prosigue McAlvany — Lunev ha dicho que, en su última visita a Moscú, antes de su deserción en 1992, el Estado Mayor ruso estaba incumbido de combatir y vencer una futura guerra nuclear contra América. ‘El plan de la guerra nuclear permanece válido’, le informaron. Pero habría algunos cambios. Las tropas rusas ya no serían responsables de la posterior invasión de los 48 estados de la metrópolis norteamericana. Las fuerzas rusas se encargarían se ocupar ‘Alaska y parte de Canadá’. Los chinos serían los responsables de la ocupación de los 48 estados.”
La división de misiles nucleares de la Rusia Soviética y el inmenso potencial humano de la China Roja se han unido en un solo puño cerrado que constituye el corazón del Nuevo Eje, al que también se le podría llamar Eje Moscú-Pequín. Richard Maybury inventó esa expresión en 1996. No se restringe a Rusia y China — que han firmado el Tratado de Amistad Chino-Ruso en julio de 2001, y han declarado sus intereses estratégicos conjuntos contra Estados Unidos —, sino que también incluye muchas otras naciones que forman parte de una alianza secreta contra Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. En el número de febrero de 2003, del Early Warning Report, Maybury explica que “el grupo consiste de 12 miembros, por lo menos; entre ellos, Irán, Irak, Corea del Norte, Siria, Libia, Cuba, etc.
El Gobierno de Estados Unidos está al corriente de la existencia del Nuevo Eje: El 10 de octubre de 2002, el Subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, declaró que “Para nuestra total sorpresa, la cosa que nos ha surgido de la Comisión Rumsfeld ha sido comprender de qué manera estos agentes malignos (los estados del Nuevo Eje) no sólo se ayudaban unos a otros, sino también el volumen de ayuda que recibían de Rusia y de China".
El Nuevo Eje sobrepasa con creces el poder de los armamentos y del personal de Estados Unidos. La intención del Nuevo Eje es envolver a Estados Unidos en múltiples guerras con los miembros menos expresivos del Eje: primero, con Afganistán, después, con Irak, enseguida tal vez con Irán y con Corea, y después, posiblemente, con China — por causa de Taiwán. Quieren enflaquecer las fuerzas armadas norteamericanas, haciendo que se desplieguen por una gran extensión, y que acaben por sentir falta de personal suficiente, y, en ese momento, atacarán a las naciones europeas y a Norteamérica, por medio de una gigantesca Blitzkrieg (guerra relámpago). Este será solo el inicio del Gran Castigo.
Porque se levantarán pueblos contra pueblos, y reinos contra reinos; habrá terremotos por diversos lugares, habrá hambruna. Eso será el comienzo de los dolores. (Mc 13:8)
NOTAS
[1] “As guerras não são senão castigos pelos pecados do mundo.”Era uma Senhora mais brilhante que o Sol; P. João de Marchi, 1996, Torres Novas, Portugal, p. 268.
[2] A fin de desacreditar el Mensaje de Fátima, algunas personashan insinuado que la guerra [la 2ª Guerra Mundial] tuvo inicio con la invasión de Polonia, en 1 de septiembre de 1939, durante el pontificado de Pío XII; pero eso no es correcto. La verdad es que el conflicto tuvo inicio el 7 de julio de 1937, entre el ejército japonés radicado en Manchuria y las fuerzas chinas, en el Puente Marco Polo, cerca de Pequín (Beijing). Los japoneses aprovecharon este incidente como pretexto para invadir el norte de China, y de allí pasaron al este y al sur de ese país. La guerra sólo terminó cuando el ejército japonés en Manchuria (el Ejército de Kwantung) se rindió a las tropas soviéticas, que habían entrado en guerra contra Japón hacía tan sólo 5 días, en agosto de 1945, después del lanzamiento de las bombas atómicas.
[3] En 1971, mi profesor de Filosofía, el P. Robert Schubert, Ph.D., me mostró su colección de recortes de periódicos sobre la ‘luz desconocida’. Hubo ciudades en que se enviaron camiones; de bomberos a los alrededores, pensando que hubiese ocurrido un gran incendio; pero no era otra cosa sino la; extraña luz de que había profetizado Nuestra Señora. Hubo quien dijese, sin cualquier fundamento, que la ‘luz desconocida’ era una aurora boreal. Decididamente, esto es un absurdo, puesto que no tenía ninguna semejanza con la manifestación de una aurora boreal.
[4]Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole Truth About Fatima; Buffalo, Fort Erie, 1989, vol. II, p. 555. Estas palabras las escribió en su Diario la Hermana Lucía.
[5]Los que dicen que la consagración ya se ha realizado sólo se limitan a presentar los argumentos más obtusos y de un simplismo poco ingenioso, que van contra la lógica, así como las pruebas más flacas y sin credibilidad, como postales y cartas de dudosa autenticidad, relatos anecdóticos basados en rumores y comentarios según los cuales el Papa, o la Hermana Lucía, habrían afirmado que “ya se había realizado la consagración.” En muchos artículos publicados anteriormente en la revista The Fatima Crusader — disponibles en http://www.fatima.org —, hemos demostrado hasta la sociedad que todavía no se ha realizado la Consagración de Rusia. Hemos presentado pruebas irrefutables, que no admiten una oposición legítima, y que establecen el hecho concreto, incontestable, de que Nuestra Señora — conforme lo ha admitido públicamente el Papa Juan Pablo II en 25 de marzo de 1984 — “todavía aguarda” el acto de consagración que había pedido.
[6]P. Joaquín María Alonso, Fátima ante la Esfinge, Madrid, 1917, p.117.
[7]Comunicado de prensa, del Vaticano, para la agencia UPI, en febrero de 1960.
[8]Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole Truth About Fatima, Vol. III, Immaculate Heart Publications, Fort Erie, 1990, p.710.
[9]“crisi di tipo universale nella chiesa e nell’umanità.”
[10]Cf. Il Pellegrinaggio delle Meraviglie, p.440. (Publicado con el beneplácito de los Obispos católicos italianos.)
[11]Comunicado de prensa, del Vaticano, para la agencia UPI, en febrero de 1960.
[12]“Se oscurecerá el Sol, y la Luna se cubrirá de sangre: antes que llegue el día del Señor.”
[13]The McAlvany Intelligence Advisor, Informe Especial.
[14]The Fatima Crusader, Nº 43, p.17.
[15]The McAlvany Intelligence Advisor, febrero de 2002, p.7.